Conversaciones de portería entre un vecino y su portero acerca de la voz y el canto, su relación con la persona y su actitud, y otras extrañas ideas que el portero tiene

1k.- Sobre el grito y el canto.(2)


¡Hala, toma! - El pobre Luis tenía el cerebro como en una centrifugadora. Había viajado desde los humanos primitivos, pasando por gráficos de frecuencias y grabaciones del gramófono, películas en sepia, hasta llegar al mundo actual, concluyendo con la crisis del canto dramático, y encima tenía que enhebrar todo ello con el mismo hilo... El pobre Sr. Cifuentes estaba sopesando la idea de esconder una grabadora de voz cada vez que hablase con ese extraño portero para rumiar en su casa sus enjundiosos discursos...

Luis.-Si, pero me estás liando Paulino ¿Qué tiene que ver todo esto con la necesidad que apuntas de gritar cuando se canta?

Paulino.- Lo que le quiero decir es que, si hablamos mal, en lo que a la impostación se refiere, gritaremos y chillaremos peor. Y sepa usted, que un mal grito siempre será un ejemplo a desechar; por contra, un "buen grito" bien colocado, sin esfuerzo, claro y natural, será un ejemplo a seguir. ¡EE!

Y aquí Paulino lanzó, de improviso, sin mover un músculo, un grito corto que parecía haberse producido fuera de él, con la boca entreabierta como un ventrílocuo. Fue un sonido penetrante como de trompeta, que se elevó hacia el hueco de la escalera. Poco después, un vecino abría y cerraba su puerta unos pisos más arriba.

Paulino.- Este grito puede que no coincida con la frecuencia exacta de una nota de la escala, pero tiene una frecuencia sonora medible. Es un sonido de corta duración. Sólo tenemos que hacer lo mismo en la altura de cada nota y parecerá que cantamos con la voz bien fuera, Sr. Cifuentes.
La idea está en extraer las notas de la extensión vocal de cada uno, con la voz relajada y clara, a partir de los acentos de nuestras palabras, gritos y chillidos.
Se asombraría del poco aire que se necesita haciendo esto. La voz suena llena, y sorprendentemente, las notas se ligan con facilidad, porque así es como hablamos.

Luis.- ¿Pero hablar, como estamos haciendo tú y yo ahora? ¿Con ese tono?

Paulino.- Así no. Con ese tono, no. Porque ya le he dicho que en la mayoría de los casos "hablamos mal". Estamos viciados por nuestro entorno, y no emitimos de forma sonora. Digamos que hay que partir de un volumen medio, imaginando que se habla en una sala de unos 25-35 metros cuadrados para un grupo de personas.

Luis.- ¿Y no valdría con vocalizar sílabas cortas? "BIM, BIM, BIM", por ejemplo.

Paulino.-Eso ya lo he intentado. Busqué sílabas acentuadas en palabras que sonaban bien y las repetía. Pero no lo recomiendo. La continua repetición tensa el aparato fonador, nos hace perder la concentración y nos conduce a peligrosos automatismos. He terminado concluyendo que esto, como cualquier vocalización en general, es un peligro para el cantante. Para mí, vocalizar es una abstracción sonora, y más cuando sólo se emplean vocales. No pronunciar palabra alguna, y sólo atender a sonidos, es la tarea más difícil del canto.
Cuando DICES, te esfuerzas en manifestar algo mediante palabras, todo el sistema respiratorio se coordina armoniosamente, se producen las presiones con el aire adecuado. Y cuando CANTANDO DICES, todo ello tiene más sentido. Convendrá conmigo en que eso es cantar ópera, el teatro cantado, la comunicación vocal a distancia. Los compositores en su grandísima mayoría han representado los acentos de las palabras con notas más agudas y largas ¿No sería mejor dotar al canto con un sentido de discurso dramático, teatral, en vez de emitir bellos o apabullantes sonidos? Se terminaría cantando y expresando mejor.
De hecho, el grito que lancé hace unos minutos, mejor sería si antes hubiera imaginado una situación acorde con la necesidad de hacerlo; si pienso en una emergencia o en un peligro, gritaré mejor que si no estoy en situación, queriendo solo hacer mucho ruido o impresionar con mi voz, ¿comprende?

El vecino Cifuentes tenía la cara de seguir el discurso del portero con un breve retraso, pero pasados unos instantes, llegó a asimilar el final.

Luis.-...Sí. La idea suena con cierto sentido, Paulino...Aunque no parece fácil..no sé...

Paulino.- Lo gracioso es que debería ser más fácil, ya que todos hablamos...pero sí, resulta complicado al principio...Ahora le tengo que dejar, Sr. Cifuentes, que ya ha terminado mi jornada de trabajo, y está al caer el presidente de la comunidad. Como me pille, me dirá que haga tal o cual chapuza y no...¡Hasta la próxima!